jueves, 5 de julio de 2012

ESCUELA DEL PUENTE

La “escuela puente”, una forma de erradicar el trabajo infantil La educación es un derecho humano, además de ser un factor clave en la reducción de la pobreza y del trabajo infantil. Sin embargo, más de 70 millones de niños en edad escolar no están matriculados y muchos de ellos forman parte de los 218 millones niños que trabajan en el mundo. La comunidad internacional se fijo como meta, en el marco de los Objetivos del Desarrollo del Milenio, garantizar que de aquí al 2015 todos los niños y niñas finalicen el ciclo completo de educación primaria. Cabe preocuparse ante todo de los niños que están fuera del sistema escolar, como la pequeña Salimata, de Côte d’Ivoire… Artículo | 11 de junio de 2008 COTE D’IVOIRE (OIT EnLínea) – Salimata tiene 10 años. Su padre ha fallecido, su madre está “fuera de la ciudad” y ella vive con sus guardianes – en Bonoua, una localidad a unos 60 km de Abidjan. Hasta el año pasado, no estaba matriculada en el colegio y trabajaba para ayudar a su familia postiza. Cada mañana, salía de casa para vender por toda la ciudad los buñuelos preparados por su tutora. A menudo se paraba delante de la escuela primaria que estaba en su camino para observar a los otros niños que iban al colegio. El Director de la escuela se fijo en ella pero Salimata ya había pasado la edad de entrar en el Curso Preparatorio (CP1). En búsqueda de una solución para darle una oportunidad a Salimata, oyó hablar del proyecto IPEC-LUTRENA que da la posibilidad a los niños no matriculados de recuperar su atraso impartiéndoles una educación básica que les permite luego ser integrados en las clases de primaria. El proyecto de “escuelas puente” se realiza en el marco del Programa Internacional de la OIT para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), por medio de su programa subregional de “Lucha contra la trata de niños para la explotación laboral en África central y occidental”, LUTRENA, y en colaboración con el Servicio Autónomo de Alfabetización (SAA), un organismo gubernamental público de Côte d’Ivoire. El principio de este programa consiste en garantizar dos niveles de educación básica de una duración máxima de 9 meses en las localidades de Bonoua, Dabou, Grand Bassam y del Distrito de Abidjan. Con esa finalidad, se aprovechan las infraestructuras de los colegios durante los días y las horas en que están cerrados (miércoles, sábado y domingo) para ofrecer una educación a los niños más vulnerables o a aquellos que han sido víctimas de trata. La educación de los niños la imparten voluntarios asesorados por los consejeros en alfabetización del Estado. Al concluir esa fase de formación, el alumno que la ha terminado con éxito puede matricularse en una clase de nivel elemental (CE). Gracias al proyecto IPEC-LUTRENA, Salimata ha podido matricularse en una clase puente. Claro que, para ello, fue necesario sensibilizar a sus guardianes destacándoles la importancia que tenía la educación para Salimata. “El trabajo de los niños está estrechamente vinculado con la pobreza. Una familia pobre no necesariamente dispone de los medios para pagar los gastos escolares y puede desesperadamente necesitar la contribución del niño a los ingresos del hogar”, señala Honoré Boua Bi Semien, coordinador nacional del proyecto LUTERNA. Se estima que, a escala mundial, sólo el 46 por ciento de los niños y el 43 por ciento de las niñas están escolarizados a nivel secundario. En África subsahariana, un niño de cada cinco llega al nivel secundario. “Incluso si la mejora de acceso a la educación gratuita es esencial para fomentar la participación en la misma, la enseñanza debe ser de suficiente calidad para que los niños permanezcan en la escuela y para poder garantizar resultados de aprendizaje positivos. Con demasiada frecuencia las clases están destartaladas y sobrepobladas, con insuficientes recursos y un personal docente sin calificaciones. Los padres que consideran que la educación no merece la pena se sentirán menos propensos a enviar a sus hijos a la escuela, lo que no les deja otra posibilidad que la de entrar en el mercado laboral a una edad precoz”, dice el Sr. Boua Bi Semien. Los guardianes de Salimata no lo lamentaron nunca. Un asistente de la escuela observo que la niña estaba muy motivada y que aprendía rápidamente. Al término del período de formación que duró 8 meses, Salimata ya sabía leer y escribir. Con el apoyo de los consejeros en alfabetización del SAA, de los maestros voluntarios y del visto bueno de las autoridades locales (en particular del inspector de la educación primaria), Salimata pudo integrar la escuela primaria de su barrio a nivel CP2. Al final del año escolar, fue admitida en la clase superior (CEI) con un promedio de 9,6 sobre 10. Su nueva maestra, la Sra. K.B., afirma que Salimata es su mejor alumna. Y que además se porta muy bien en clase. Alentada por su familia tutora, Salimata es una niña alegre que ve el porvenir esperanzada. “Estoy muy feliz de poder ir a la escuela. Agradezco a todos los que me han ayudado”, declara. ¿Ya tiene una idea de lo que quiere hacer al concluir sus estudios? “Quisiera ser policía”, contesta Salimata. “Uno de los elementos fundamentales de la estrategia de lucha contra el trabajo infantil es la reducción de las barreras que impiden el acceso a las escuelas, y la mejora de la enseñanza para permitir a las familias que inviertan en el capital humano que representan sus hijos de manera que, llegados a la edad adulta, estos niños tengan acceso a un trabajo decente. Invertir en la educación es una decisión económica valida”, concluye el Sr. Boua Bi Semien. Misión y objetivos El objetivo primordial de la OIT es promover oportunidades para que mujeres y hombres puedan obtener un trabajo decente y productivo en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana”. Juan Somavia, Director General de la OIT La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está consagrada a promover la justicia social y los derechos humanos y laborales reconocidos a nivel internacional, la Organización, prosiguiendo su misión fundadora: la paz laboral es esencial para la prosperidad. En la actualidad la OIT favorece la creación de trabajo decente y las condiciones laborales y económicas que permitan a trabajadores y a empleadores su participación en la paz duradera, la prosperidad y el progreso. Su estructura tripartita ofrece una plataforma desde la cual promover trabajo decente para todos los hombres y mujeres. Sus principales objetivos son: fomentar los derechos laborales, ampliar las oportunidades de acceder a un empleo decente, mejorar la protección social y fortalecer el diálogo al abordar temas relacionados con el trabajo. La misión de la OIT está agrupada en torno a cuatro objetivos estratégicos 1. Promover y cumplir las normas y los principios y derechos fundamentales en el trabajo 2. Crear mayores oportunidades para que mujeres y hombres puedan tener empleos e ingresos dignos 3. Mejorar la cobertura y la eficacia de una seguridad social para todos 4. Fortalecer el tripartismo y el diálogo social Para apoyar la consecución de estos objetivos, la OIT cuenta con un bagaje único de experiencias y conocimientos sobre el mundo del trabajo, que ha adquirido a lo largo de casi 100 años de dar respuestas a las necesidades de trabajo decente, de medios de vida y de dignidad de personas alrededor del mundo. La OIT está al servicio de sus mandantes tripartitos – y de la sociedad en general – de diversas maneras, entre ellas: 1. Formulando políticas y programas internacionales para promover los derechos humanos fundamentales, mejorar las condiciones de trabajo y de vida, y aumentar las oportunidades de empleo 2. Elaborando normas internacionales del trabajo respaldadas por un sistema singular de control de su aplicación 3. Formulando e implementando, en asociación activa con sus mandantes, un amplio programa de cooperación técnica internacional, para ayudar a los países a llevar a la práctica dichas políticas 4. Llevando a cabo actividades de formación, educación y investigación que contribuyen al progreso de todos estos esfuerzos El Programa de Trabajo Decente Promover el trabajo decente para todos El trabajo decente es esencial para el bienestar de las personas. Además de generar un ingreso, el trabajo facilita el progreso social y económico, y fortalece a las personas, a sus familias y comunidades. Pero todos estos avances dependen de que el trabajo sea trabajo decente, ya que el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de los individuos durante su vida laboral. La OIT ha desarrollado una agenda para la comunidad del trabajo, representada por sus mandantes tripartitos, con el fin de movilizar sus considerables recursos. La OIT ofrece apoyo a través de programas nacionales de trabajo decente desarrollados en colaboración con sus mandantes. La puesta en práctica del Programa de Trabajo Decente se logra a través de la aplicación de los cuatro objetivos estratégicos de la OIT que tienen como objetivo transversal la igualdad de género: 1. Crear Trabajo – una economía que genere oportunidades de inversión, iniciativa empresarial, desarrollo de calificaciones, puestos de trabajo y modos de vida sostenibles. 2. Garantizar los derechos de los trabajadores – para lograr el reconocimiento y el respeto de los derechos de los trabajadores. De todos los trabajadores, y en particular de los trabajadores desfavorecidos o pobres que necesitan representación, participación y leyes adecuadas que se cumplan y estén a favor, y no en contra, de sus intereses. 3. Extender la protección social – para promover tanto la inclusión social como la productividad al garantizar que mujeres y hombres disfruten de condiciones de trabajo seguras, que les proporcionen tiempo libre y descanso adecuados, que tengan en cuenta los valores familiares y sociales, que contemplen una retribución adecuada en caso de pérdida o reducción de los ingresos, y que permitan el acceso a una asistencia sanitaria apropiada. 4. Promover el diálogo social – La participación de organizaciones de trabajadores y de empleadores, sólidas e independientes, es fundamental para elevar la productividad, evitar los conflictos en el trabajo, así como para crear sociedades cohesionadas. Un concepto de la OIT consensuado a nivel mundial El concepto de Trabajo Decente fue formulado por los mandantes de la OIT – gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores – como una manera de identificar las prioridades de la Organización. Se basa en el reconocimiento de que el trabajo es fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, paz en la comunidad, democracias que actúan en beneficio de todos, y crecimiento económico, que aumenta las oportunidades de trabajo productivo y el desarrollo de las empresas. El trabajo decente refleja las prioridades de la agenda social, económica y política de países y del sistema internacional. En un período de tiempo relativamente breve, este concepto ha logrado un consenso internacional entre gobiernos, empleadores, trabajadores y la sociedad civil sobre el hecho de que el empleo productivo y el trabajo decente son elementos fundamentales para alcanzar una globalización justa, reducir de la pobreza y obtener desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible. La OIT: Hacer del Trabajo Decente un objetivo global y una realidad nacional El objetivo general del trabajo decente es provocar cambios positivos en la vida de las personas a nivel nacional y local. La OIT proporciona ayuda a través de programas nacionales de Trabajo Decente desarrollados en colaboración con los mandantes de la OIT. Las prioridades y objetivos se definen dentro de los marcos de desarrollo nacional con el propósito de superar los principales déficits de trabajo decente a través de programas eficientes que abarquen cada uno de los objetivos estratégicos. La OIT trabaja con otros interlocutores dentro y fuera de las Naciones Unidas para ofrecer experiencia consolidada e instrumentos políticos clave para el diseño y la aplicación de estos programas. Además, proporciona apoyo para formar las instituciones necesarias para llevarlos a cabo y medir los progresos. El contenido de estos programas difiere de un país a otro, al reflejar sus necesidades, recursos y prioridades. El progreso requiere de acciones a escala mundial. El programa de Trabajo Decente establece las bases de un marco más justo y sostenible para el desarrollo global. La OIT trabaja para desarrollar políticas económicas y sociales con un enfoque orientado hacia el “trabajo decente” en colaboración con las principales instituciones y actores del sistema multilateral y de la economía mundial. Un estudio de la OIT señala que la eliminación del trabajo infantil y su sustitución por una enseñanza universal ofrecen grandes beneficios económicos, además de los beneficios sociales. En términos generales, tales beneficios superan los costos en una relación de más de 6 a 1. Cada año adicional de escolaridad, hasta la edad de los 14 años, produce ingresos adicionales de 11 por ciento por año

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